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Es innegable

Necesitamos ciencia y educación universal para enfrentar el cambio climático

Marzo 25, 2020

Panamá
Texto por Leila Nilipour

La economía mundial se basa en el aumento de la población y el consumo, y la educación tiene un impacto importante en su reducción

Para muchos, Steven Paton es conocido como el Dr. Doom, debido a sus alarmantes predicciones sobre el futuro que nos depara cada vez que brinda una charla pública sobre el cambio climático. Lo que el director del programa de monitoreo físico en el Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales (STRI) suele compartir no es alentador, pero se basa en su trayectoria con la recolección de datos en Panamá.

El programa de monitoreo ambiental ha estado funcionando durante casi medio siglo, desde 1972, y Paton ha estado involucrado en él durante tres décadas. Hacer un seguimiento de los parámetros ambientales en todo Panamá, tanto en la tierra como en el océano, permite a los investigadores comprender cómo solían ser las cosas y cómo están cambiando.

"No sabes lo que has perdido si no lo has monitoreado", comenta Paton. "¿Y cómo podemos proteger lo que no conocemos?"

Los datos ambientales recopilados por STRI están disponibles para el público en el sitio web de monitoreo físico, incluidos los datos de precipitación recopilados por la Autoridad del Canal de Panamá (ACP) en la Cuenca del Canal de Panamá durante los últimos 140 años.

Toda esta información, cuando se analiza, revela mucho sobre el estado de las cosas localmente. En Panamá, el cambio climático es evidente. Las temperaturas han aumentado significativamente en varias de las estaciones de monitoreo climático de STRI. En Isla Barro Colorado, por ejemplo, las temperaturas nocturnas han aumentado alrededor de 2° C desde 1972, mientras que las temperaturas diurnas han aumentado alrededor de 1° C. Las temperaturas del océano también están incrementando.

El nivel del mar aumenta aproximadamente 1.5 mm por año en la Bahía de Panamá, mientras que en el archipiélago de Guna Yala, en el Caribe, los datos de la estación de mareas de la Universidad de Hawái muestran aumentos de alrededor de 6 mm por año durante los últimos siete años. Muchas de esas islas están a menos de medio metro por encima de la línea de la marea alta y podrían dejar de existir para finales de siglo, posiblemente impulsando un cambio en la identidad del pueblo Guna de una cultura isleña a una terrestre.

Los patrones de lluvia también están cambiando. Según datos de la Autoridad del Canal de Panamá, en las últimas dos décadas se dieron ocho de las 10 tormentas más fuertes y los dos años más secos en los últimos 140 años desde que se comenzaron a hacer mediciones en el área del Canal de Panamá. En la ciudad de Panamá, la combinación de desarrollo, incremento en el nivel del mar y grandes tormentas, seguramente llevará a inundaciones más frecuentes.

“Las sequías extremas no solo afectan el negocio del Canal de Panamá, sino que también ponen en peligro nuestro suministro de agua. Para la agricultura, muy poca o demasiada agua también tiene importantes efectos”, explica Paton.

Los programas gubernamentales encargados de desarrollar mecanismos para afrontar lo que vendrá se beneficiarán de información precisa de monitoreo ambiental. Por ejemplo, saber qué costas se están erosionando y a qué rapidez, le permitiría al gobierno dedicar más recursos para mitigar los daños.

Paton también participa en actividades de investigación y conservación de manglares y espera que sus esfuerzos ayuden a los tomadores de decisiones a comprender el valor de una mayor inversión en la restauración y conservación de manglares. Las actividades realizadas por él y muchos otros en Panamá han demostrado la importancia de los manglares para la absorción de carbono y la protección de las costas.

¿Qué más se puede hacer?

Educar a la población. La economía mundial se basa en la oferta y demanda. A medida que aumenta la población, también lo hace el consumo y la presión sobre los recursos de nuestro planeta. Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censo en Panamá, entre las mujeres de 30 a 34 años que dieron a luz a su quinto hijo en el 2018, solo menos del 1 por ciento tenía estudios de posgrado en comparación con el 20 por ciento que no tenía educación primaria.

Estas estadísticas respaldan el hecho de que la educación, especialmente de las mujeres, puede ayudar a mitigar el cambio climático de muchas maneras.

Otras decisiones individuales, como no usar automóviles o alimentarse de una dieta basada en plantas, ayudan a reducir las emisiones personales de carbono. Los ciudadanos también podrían optar por apoyar a representantes gubernamentales con conciencia ambiental.

Una opción adicional son los "esquemas de compensación de carbono", que permiten a individuos y empresas invertir en proyectos ambientales en todo el mundo para equilibrar sus propias huellas de carbono. Por ejemplo, pagar a un terrateniente para que mantenga su tierra cubierta de bosques en lugar de talar todos los árboles para hacer un potrero.

Considerar el potencial impacto de reducir la producción de ganado también es importante. Las vacas son muy ineficientes para convertir lo que consumen en proteína, y la cría de ganado contribuye en gran medida al cambio climático a través de la deforestación. Además, sus eructos y gases liberan metano, uno de los peores gases de efecto invernadero. En su informe "Estrategia Nacional de Cambio Climático 2050", el Ministerio del Ambiente de Panamá (MiAmbiente) atribuye al ganado aproximadamente una cuarta parte de las emisiones de carbono en el país.

"En los trópicos, una de las principales razones para la deforestación es la ganadería o los cultivos de soja, mucha de la cual se utiliza como alimento para el ganado", dice Paton.

La mayoría de los científicos estaría de acuerdo con que sustituir la carne de res por fuentes de proteína vegetal, como frijoles, legumbres y nueces, sería más saludable y amigable con el medio ambiente. Otras fuentes de proteína animal que son menos dañinas para el medio ambiente incluyen pollo, pescado, cerdo y huevos. Los investigadores también se están enfocando en desarrollar fuentes alternativas de proteínas de bajo impacto, basadas en algas, insectos, microbios y hongos.

¿Estamos condenados?

Como comenta a menudo la activista adolescente Greta Thunberg, necesitamos "unirnos detrás de la ciencia" y comprender que incluso si el mundo realmente lograra controlar el aumento de las temperaturas según lo establecido en el Acuerdo de París, todo el dióxido de carbono que ya está en la atmósfera tomará cientos o incluso miles de años para abandonarla.

El planeta permanecerá cálido y el permafrost, la capa de tierra que está permanentemente congelada, así como muchos glaciares y capas de hielo polar, continuarán derritiéndose mucho después de que las temperaturas hayan dejado de aumentar. Y lo harán hasta que las temperaturas vuelvan a los niveles previos a la edad industrial.

A medida que se derrite el permafrost, podría liberar grandes cantidades de metano, contribuyendo aún más al ciclo de calentamiento global. La pérdida de los glaciares y los casquetes polares aumentará significativamente el nivel del mar y, al desaparecer los glaciares, peligrarán las fuentes de agua para cientos de millones de personas.

A inicios de este siglo, alrededor de mil millones de personas podrían verse directamente afectadas por el incremento en el nivel del mar. El aumento en la frecuencia y severidad de las sequías que predicen los modelos de cambio climático afectarán a muchos más, lo que podría conducir a la migración masiva de decenas de millones de personas.

"Para mí, ese será el momento en el que todos se darán cuenta de que la sociedad tiene que reinventarse, porque no se puede tener a millones de migrantes sin crear un gran impacto", concluye Paton.

Aunque ha habido varios períodos en los últimos 40 millones de años en los que la temperatura ha aumentado, nunca ocurrió tan rápido y los ecosistemas tuvieron suficiente tiempo para adaptarse. Si realmente queremos que las cosas mejoren, la ciencia puede proporcionar las herramientas necesarias para ir más allá de las acciones individuales y realizar los cambios necesarios a gran escala para detener las tasas actuales de producción de dióxido de carbono en los próximos 20 años.

* Desafortunadamente, la pandemia mundial de covid-19 actualmente está afectando nuestra capacidad para continuar monitoreando los distintos procesos ecológicos y ambientales a lo largo del istmo de Panamá *


    

Esta historia está alineada con los
Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas.

 

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