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Taxonomía
Tropical

Como programa de cocina con gusanos: videos de Smithsonian enseñan Taxonomía de diversas criaturas marinas

Abril 9, 2021

Texto por Vanessa Crooks

En la estación de investigación de Bocas del Toro del Smithsonian, en Panamá, la bióloga marina Rachel Collin dirige un programa educativo para traer expertos internacionales a enseñar y crear videos sobre cómo recolectar, preservar y observar grupos de invertebrados marinos, legando su conocimiento muy específico a aspirantes de taxonomía.

El programa surgió, en parte, por la necesidad de atraer a investigadores a la estación. Como explica Rachel Collin, bióloga marina y científica del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales (STRI), su especialidad es el estudio de invertebrados marinos, animales que no poseen columna vertebral y que viven en hábitats marinos. Pero cuando le nombraron directora de la estación, era su primera vez trabajando en el Caribe.

“Salí a hacer snorkel y me dije a mí misma ‘wao, mira todos estos animales, me pregunto qué son’,” dice. “Podía reconocer algunos, como esponjas y tunicados y briozoos, pero no sabía exactamente lo que eran, y no había guías de campo. Y la forma en que atraes a la gente a tu estación de investigación es diciéndoles lo que tienes, para que sepan si hay un grupo que les interesa estudiar, y entonces vengan a visitar.”

Pero ¿qué es taxonomía y por qué es tan importante? Para Collin, la taxonomía es una parte esencial de toda la biología.

“Yo siempre quise ser bióloga marina, y la evolución me parece intelectualmente cautivadora. En cuanto a la taxonomía, me interesé en ella porque quería entender la historia de la evolución de la vida. Para hacer eso, necesitas entender las relaciones entre las especies,” explica. “Y cuando empiezas a estudiar invertebrados marinos, descubres nuevas especies que no tienen nombres. Hay tantas especies aún que no se han descrito.”

Taxonomía, del griego taxis ‘orden’ y nomia ‘método’, es el estudio científico de nombrar, definir y clasificar grupos de organismos biológicos dentro de un sistema más amplio, basándose en características compartidas. Aunque una taxonomía básica existe desde que la humanidad ha tenido la habilidad de comunicarse, el primer intento realmente científico de clasificar organismos no ocurrió hasta el siglo XVIII, y estaba principalmente enfocado en plantas utilizadas en la agricultura o medicina. Carl Linnaeus, el botánico y zoólogo sueco que formalizó la nomenclatura binomial, es ampliamente reconocido como el padre de la taxonomía moderna.

“Toda la investigación biológica depende de identificar el organismo con el que estás trabajando, y de utilizar el nombre de la especie para comunicarte al respecto, para que todos puedan saber exactamente qué es, porque los nombres comunes varían de región a región o de un idioma a otro,” Collin explica. “Necesitamos algo estandarizado para que el trabajo sea repetible. No puedes hablar de cosas que no puedes nombrar.”

Collin ha nombrado 12 nuevas especies. Ella explica que las reglas de nombrar taxones (grupos taxonómicos) no son solo para construir un nombre para una nueva especie, sino también para utilizar el nombre correctamente, y cómo las especies son descritas e identificadas para diferenciarse de otros organismos dentro del mismo grupo.

“Es bastante fascinante, como hacer investigación histórica, porque necesito revisar todos los nombres anteriores en el grupo para asegurarme que no coincidan,” dice. “Así que acabo leyendo toda esta literatura antigua de los 1800s y viendo todas estas pinturas viejas de conchas, y sosteniendo en mis manos conchas recolectadas hace 200 años.”

No solo es la taxonomía esencial para calcular cuántas especies existen, sino también es aplicable a tantos otros campos científicos, desde biología evolutiva a cambio climático, genética, conservación, medicina, etc. A pesar de su importancia, los científicos dependen más y más en nuevos métodos que ofrecen una forma de evitar tener que consultar a expertos, como usar los códigos de barra de ADN (metabarcoding), una técnica de identificación de plantas y animales que utiliza piezas del código genético de cada organismo, recolectados en una base de datos y disponible a través de la Internet. Es más rápido y técnicamente más comprensivo, y se supone que hace que la identificación de especies necesite menos dominio en taxonomía.

“Buscan en una base de datos para ver si la secuencia coincide con una secuencia con el nombre de la especie. Pero eso significa que alguien que puede identificarlo correctamente tuvo que secuenciarlo anteriormente y poner la información en la base de datos,” Collin señala. “De modo que, hasta que alguien haga todo eso, el metabarcoding es bastante limitado, y no ayuda a nadie a comprender la biología al menos que tengas una referencia con el nombre de la especie,” añade.

Hay cada vez menos personas trabajando en taxonomía hoy día, y posiblemente sienten que su trabajo no es valorado, dice Collin.

“Hay una costumbre que los científicos que escriben publicaciones sobre una especie no citan a la persona que describió la especie,” Collin explica. “Por eso el campo está disminuyendo, ya que, aunque trabajes en un organismo que es muy estudiado y que es importante y la gente lo está utilizando mucho, tu trabajo no es citado. Las citaciones son utilizadas para medir la importancia de la investigación de un científico y puede ser la base para decisiones de cátedras y aumentos de salario o asignación de fondos para futuras investigaciones. El campo está poco valorado y por lo tanto está poco financiado, y es un ciclo vicioso.”

La falta de expertos en taxonomía fue la otra parte de la inspiración para el programa Bocas ARTS, el cual Collin ha dirigido por casi 15 años. ARTS son las siglas de Advancing Revisionary Taxonomy and Systematics: Integrative Research and Training in Tropical Taxonomy (Promoviendo la Taxonomía y Sistemática de Revisión: Entrenamiento e Investigación Integrante en Taxonomía Tropical), una beca otorgada por la División de Biología Ambiental de la Fundación Nacional de Ciencia (NSF por sus siglas en inglés), la cual apoya la parte de difusión educativa del programa. 

Ella pagó para que expertos vinieran a explorar por sí mismos, estudiar las especies y ayudarle a hacer un catálogo. Pero era difícil encontrar expertos para algunos de los grupos. Menos expertos significa menos estudiantes en entrenamiento, y por lo tanto menos personas interesadas en el campo.

“Había una estudiante israelí, Noa Shenkar, quien realmente quería trabajar con tunicados, y no había nadie en Israel que trabajara con ellos,” explica Collin. Los tunicados son un grupo extremadamente diverso de invertebrados marinos que tienen una cubierta exterior o túnica para protegerlos de depredadores, y muchas de las especies viven pegadas a una superficie dura en el suelo del océano. “Le decían que trabajara con corales, pero ella dijo ‘no, quiero trabajar con tunicados’. Pero ¿quién le va a ayudar y enseñarle los trucos?” Collin señala. “En ese momento solo había cinco expertos en tunicados en el mundo, y cuatro de ellos sobrepasaban los 70 años. Conectar a uno de esos expertos con esa persona es difícil cuando son tan escasos.”

A pesar de todo, Collin logró contactar a algunos. Una vez en la estación de investigación, dos de las expertas sugirieron que Bocas del Toro sería un lugar ideal para dar cursos; la diversidad estaba allí, y tenían dormitorios y un laboratorio con todo el equipo. También, como la costa es poco profunda, los científicos pueden recolectar muestras haciendo snorkel, sin necesidad de tener una licencia de buceo. Bocas se convirtió en el lugar para que aspirantes a taxónomos y expertos pudiesen convivir y compartir su pasión por estudiar grupos de invertebrados marinos.

Con el subsidio de NSF, Collin podía pagar seis cursos en total: dos cursos al año, y cada curso duraba dos semanas. Pero antes de recibir el subsidio, el programa comenzó con los fondos que estuviesen disponibles para ayudar a pagar los gastos de viaje para estudiantes que no pudiesen costeárselo, y los expertos donaban su tiempo para enseñar.

El esfuerzo dio resultados, y los cursos fueron un éxito. “Algunos los hemos hecho múltiples veces, como la clase de las esponjas, la cual es muy popular,” dice Collin. “Para la primera clase de tunicados, Noa Shenkar, la estudiante israelí, vino y tomó el curso, y ahora es profesora en Israel con su propio laboratorio de tunicados y sus propios estudiantes, y hasta los mandó a la clase de tunicados más reciente que tuvimos. Me gusta pensar que el curso le ayudó. Ella estaba tan empeñada en estudiar tunicados, que creo que habría encontrado la manera, pero pienso que conocer a la gente correcta realmente le ayudó.”

“Hay un fuerte sentido de comunidad también, ya que hay tan pocas personas trabajando con cualquiera de los grupos y todo el mundo está esparcido por el mundo. Hicimos una clase de anémonas de mar hace un par de años, y había nueve estudiantes de nueve países diferentes, y estaban tan felices; la instructora decía que era increíble estar en un salón con otras nueve personas que estaban igual de emocionadas sobre un bulto en el tentáculo de una anémona de mar,” ríe Collin. “Hacemos cuestionarios de seguimiento, y muchos de los estudiantes se mantienen en contacto entre ellos por años. Realmente ayuda a juntar a las personas.”

Los cursos están abiertos a estudiantes de cualquier parte del mundo, y quien sea que esté interesado es bienvenido. “Si quieres aprender y puedes utilizar la información, puedes ser un estudiante,” Collin dice.

Collin sabía que no cualquiera que quiera tomar los cursos puede viajar, así que hacer una serie de videos educativos estilo How To para cada grupo de invertebrados marinos sería una manera de que personas de cualquier parte en el mundo puedan aprender.

“También pensé que serían útil para cualquiera que quisiera identificar organismos,” Collin dice, agregando que la gente muchas veces inunda a taxónomos con fotos, videos y hasta muestras de algún animal, pidiendo que se le identifique. “Puede ser algo interesante o de algún lugar al cual es difícil ir a recolectar, así que poner los cursos disponibles en línea puede ayudar a mejorar las habilidades de personas para recolectar y fotografiar ese animal, y hacer que sea más fácil identificarlo,” dice.

Collin habló con la videógrafa de STRI Ana Endara y con los científicos para desarrollar la logística para hacer los videos. Mientras planificaban, Collin básicamente le dijo a Endara que ‘pensara en un programa de cocina’, y dejó al criterio de cada científico saber los aspectos importantes que deberían cubrir para el grupo de su especialidad. 

Repartieron los videos en dos viajes de seis a siete días, uno en 2016 y el otro en 2017. En cada viaje, Endara trabajó con tres taxónomos, y le dedicaba bastante tiempo a trabajar con cada uno.

“Les dije que pensaran en su proceso como una receta de cocina y que fueran lo más descriptivos posible, para que cualquier persona pudiese replicarlo con la guía del video,” dice.

En el campo y en el laboratorio, ella tendría un día entero con cada científico para repasar el guión y conseguir todo el metraje de video que necesitarían. Luego que Endara hacía la edición de cada video, revisaba con los científicos sus videos respectivos, para verificar si faltaba algo o si había algo por mejorar.

“La mejor parte era acompañar a los científicos para filmar cómo recolectan los organismos,” Endara comparte. “Aprendí muchísimo. Antes de todo esto, no tenía idea que los tunicados eran animales.”

El proceso tuvo sus retos. “Durante el primer viaje, cuando ya tenía la mitad de los videos grabados, por accidente formateé mi disco duro y todo el material se borró. No es broma, me sentí horrible. Pero estas cosas suceden,” Endara dice. “Una vez se me pasó el pánico, hablé con los científicos y nos pusimos a trabajar. Tuvimos que rehacer todo lo que se perdió más lo que no habíamos filmado. Pero lo hicimos.”

El resultado fue seis videos en promedio por cada grupo invertebrado, en los cuales cada experto explica con detalle cómo recolectar, preservar, diseccionar, examinar, etc., ese organismo en particular y por qué es importante, acompañados de elementos visuales espectaculares y música tranquila. Los videos para cada grupo invertebrado se encuentran en el canal de YouTube de STRI, agrupados en su propia lista de reproducción.

Los videos encontraron un público más grande de lo que Collin esperaba. “No creo que ninguno de nosotros haya pensado sobre las personas que enseñan biología de invertebrados en cursos universitarios, que serían útiles para ellos también,” explica. “Luego que los subimos, varios de mis amigos me dijeron que eran fantásticos y que los estaban usando en sus clases de invertebrados, especialmente los de tunicados. Dos amistades me dijeron ‘nunca antes hemos logrado diseccionar un tunicado, siempre lo intentamos y es un desastre, y ahora tenemos este video y sabemos cómo hacerlo’.”

“Y ahora, durante el confinamiento por la pandemia, hay más de esos tipos de cursos en línea así que estamos teniendo más vistas,” agrega.

Collin espera poder continuar con ambos formatos; recibió un nuevo subsidio, el cual cubre el costo de traer a los expertos para los cursos y realizar videos para cada uno. Sin embargo, con la pandemia en curso, la logística ha cambiado y requiere un poco de creatividad.

“Estoy trabajando en una estrategia para los próximos videos,” explica Endara. “La idea inicial es que los científicos, donde sea que estén, hagan lo más que puedan por su cuenta, y yo les ayudaría a editar, pero no cualquiera puede grabarse a sí mismo, o tienen el equipo o el tiempo o la paciencia. Así que veremos cómo nos va.”

Cuando le preguntan si va a hacer un curso y videos ella misma, Collin, experta en caracoles marinos, duda un poco. “Ya hay muchos recursos excelentes disponibles para personas que trabajan con caracoles marinos,” explica. “Yo espero continuar haciendo esto, trabajar en el programa; hay muchos grupos de invertebrados marinos y muchos expertos. Espero que una vez que terminemos con los seis próximos, podamos hacer otros seis,” agrega.

Para información sobre los próximos cursos de entrenamiento en taxonomía (Taxonomy Training) y cómo aplicar, visite el sitio web del programa Bocas ARTS, o el video de la página web del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales.

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