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Micro
poderosas

Una historia invisible
se revela a través
de los sentidos

Septiembre 3, 2019

Panamá
Texto por Leila Nilipour, STRI

A través de la vista, el oído, el olfato, el gusto y el tacto, la becaria Fulbright-National Geographic para la comunicación de la ciencia, Jennifer Gil-Acevedo, hace el mundo de las micro algas accesible para todos

Cuando fue voluntaria de las Olimpiadas Especiales en Grecia en 2011, la puertorriqueña Jennifer Gil-Acevedo se encariñó especialmente con el equipo panameño. Por eso, cuando se le presentó la oportunidad de desarrollar un proyecto desde Panamá, mientras cursaba su maestría en ciencias ambientales en la Florida International University, no lo pensó dos veces.  Así, con el respaldo de la bióloga marina del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales (STRI), Rachel Collin, y gracias a una beca Fulbright de la National Geographic para hacer comunicación de la ciencia, la primera vez que lo recibía una latina, Jenny aterrizó en el istmo.

Durante nueve meses, exploró los dos océanos de Panamá y el lago Gatún en busca de microalgas. Con ellas hizo dos cosas: identificarlas por especie, agregarlas a una base de datos de STRI que documenta la biodiversidad del país, y utilizarlas para educar al público. Este último enfoque, el de comunicar la ciencia, era su objetivo principal, por lo que llamó su proyecto “La historia invisible de las microalgas”.

¿Qué tienen de especial estos organismos imperceptibles? Para empezar, nos ayudan a respirar, porque producen la mitad del oxígeno en la Tierra. Los corales también dependen de ellas, que les proveen energía a través de la fotosíntesis. Y son de las principales fuentes de nutrientes en el mar. Una gran cantidad de organismos marinos se alimentan de las microalgas.

Para recolectarlas, Jenny sumergía una malla especial con orificios diminutos, de 0.02 milímetros, en el océano. También tomaba muestras de agua para analizar en el laboratorio. Luego, bajo un microscopio, observaba qué especies se daban en cada sitio.

“Se pueden encontrar microalgas en todas partes: en los ríos, lagos, el mar, hasta en la pecera de tu casa o donde tu perrito toma agua. Solo necesitan nutrientes, agua y sol”, explica Jenny.

Por medio de un blog bilingüe en la plataforma de National Geographic y su cuenta de Instagram @jennymycro, fue documentando por escrito, en video y con fotografías microscópicas, su proceso de exploración de microalgas en Panamá y educando a sus seguidores acerca de las distintas especies que hallaba y su importancia. Un día podías verla hundiendo su malla en Las Perlas, Colón, Taboga, Bocas del Toro o el lago Gatún, y al día siguiente mostrando sus hallazgos a través del microscopio.

Con el apoyo de músicos de la agrupación panameña Afrodisíaco, la microalga Euglena bailó al ritmo de su propia melodía. Crédito: Rogelio Moreno.

A su vez, organizaba eventos para que el público experimentara con las microalgas a través de los cinco sentidos. Además de mostrar las muestras bajo el microscopio, hizo talleres de confección de jabones con microalgas, que permitió a los participantes olfatearlas antes y después de añadirles aceites esenciales. También imprimió modelos en 3D de distintas especies en el Fab Lab de EcoStudio, para estimular el sentido del tacto.

En cuanto al sentido del sabor, horneó galletas con Spirulina, un tipo de microalga comestible. Finalmente, y con el apoyo de músicos de la agrupación panameña Afrodisíaco, el movimiento de la microalga Euglena inspiró su propia melodía.

Este enfoque de educar a través de los sentidos tuvo mucho que ver con su trabajo como voluntaria de las Olimpiadas Especiales. Por lo que uno de sus eventos educativos se organizó para niños con discapacidad visual. No solo saborearon las galletas, sino que escucharon la música, tocaron los modelos 3D y olieron los jabones.

“Para mí es súper importante no excluir a nadie. Que las personas con alguna discapacidad también puedan entender las microalgas”, dice.

Y gracias a ese entusiasmo por comunicar la ciencia a la mayor cantidad de personas posible, durante su recolecta por el lago Gatún en un bote de la Autoridad del Canal de Panamá Jenny se llevó una de sus experiencias más memorables. Ese día cargaba un microscopio de campo y aprovechó para mostrarle al capitán y a los tripulantes las microalgas que acababa de recolectar con su apoyo.

“El capitán me dijo que había llevado a un montón de gente en ese bote con fines científicos y era la primera vez que alguien le explicaba lo que estaba haciendo. Por esto estoy haciendo esta beca de National Geographic, para comunicar la ciencia a todo el mundo”, admite. 

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