Comportamiento de las tortugas baulas: ¿quedarse cerca de casa o cruzar el océano?
Dentro del
Araña-verso
Una joven bióloga comparte su amor
por criaturas de ocho patas
Texto por Vanessa Crooks
La taxónoma de arácnidos y fan de las arañas Stephany Arizala quisiera que más personas estudiaran este grupo megadiverso, para que podamos hacer un mejor trabajo de protegerlas.
Cuando Stephany Arizala tenía algunos diez años, una araña cayó sobre su mano y, en lugar de asustarse o alejarla de un golpe, tuvo curiosidad.
“La araña me miraba tan intensamente como yo la miraba; me movía, y parecía seguirme. No estaba intentando hacerme daño ni nada,” compartió. Tiempo después averiguaría que era una araña saltarina, de la familia Salticidae, una de las familias más diversas de arañas, conocidas por sus grandes ojos, excelente visión y, como dice su nombre, su tendencia de saltar sobre sus presas.
Dando un vistazo al árbol familiar, las arañas son miembro de los Artrópodos: tienen su cuerpo divido en dos partes, el cefalotórax y el abdomen. Están estrechamente relacionadas a los escorpiones, garrapatas, ácaros y opiliones—todos miembros de una clase de organismos de ocho patas llamados arácnidos. Las arañas, de la orden Araneae, tienen piezas bucales (quelíceros) con colmillos para inyectar veneno, e hileras para producir y expulsar seda.
Acanthoctenus manauara hembra. Crédito: Arizala et al., 2021.
La fascinación de Arizala por las arañas creció con ella; estudió biología en la Universidad de Panamá, y tiene una Maestría de Ciencia en Biología y Biodiversidad Animal de la Universidad de Campinas (UNICAMP), en Brasil, donde se especializó en taxonomía y sistemática de arácnidos. Actualmente es una de las pocas aracnólogas en su Colombia natal y en la región.
“Entre mis familias favoritas está la Deinopidae, comúnmente conocidas como arañas cara-de-ogro. Pero no tienen cara de ogro; son muy lindas,” señala. “Sus ojos posteromedios son muy grandes y hermosos. También tienen una estrategia de caza impresionante; se cuelgan de sus patas traseras, toman su telaraña con las patas delanteras, y la lanzan como una red sobre sus presas para atraparlas.”
Recientemente Arizala publicó los resultados de su tesis de Maestría con sus supervisores el Doctor Facundo Martín Labarque, aracnólogo profesor de la Universidade Federal de São Carlos (UFSCar), y la Doctora Daniele Polotow, famosa aracnóloga brasilera de la UNICAMP y UFSCar, en la revista científica Zootaxa. En la publicación, titulada Revisión del género Neotropical de arañas Acanthoctenus (Araneae: Ctenidae: Acanthocteninae), identifican cinco nuevas especies neotropicales encontradas en Panamá, Guatemala, Brasil y Bolivia, y validan dos especies de Venezuela y El Salvador.
Acanthoctenus chickeringi hembra de Gamboa, Panamá. Crédito: Stephany Arizala.
“El género Acanthoctenus está distribuido a través de América, y encontramos estas nuevas especies que anteriormente se pensaba que eran una sola especie desde México hasta Colombia,” dice Arizala. “También hay nuevas especies en la Amazonia, y pude describir una de ellas.”
Una de las especies de Panamá era la Acanthoctenus chickeringi, encontrada en Isla Barro Colorado y en Gamboa, y fue nombrada así por Arthur Chickering, uno de los primeros aracnólogos en Panamá, quien describió cientos de especies. Acanthoctenus lamarrei, la otra especie, fue nombrada así en honor a Greg Lamarre, entomólogo de STRI, por toda la ayuda que le brindó a Arizala.
“Antes solo había visto Acanthoctenus chickeringi en viales, y poder verla en vivo fue increíble. Son muy hermosas,” dice. “Panamá tiene una diversidad de arañas impresionante; las arañas que encuentras cambian tanto dependiendo de dónde estés en el país: el Pacífico, el Atlántico, las islas.”
“Mi lugar favorito para estudiar arañas es la Amazonia, la diversidad allí es increíble también. Por ejemplo, puedes encontrar el mismo género de arañas a ambos lados de un río, pero las especies son diferentes en cada lado, porque el río actúa como una barrera,” dice ella. “También tienen algunas especies grandísimas; encontrarme cara a cara con la Theraphosa blondi fue impresionante, ya que solo la había visto hasta el momento en fotos y documentales,” agrega. La tarántula Goliat, Theraphosa blondi, es considerada la araña más grande del mundo, puede medir hasta 30 centímetros de diámetro. “Es más grande que mi cabeza,” ríe Arizala. “Cazan y comen pequeños vertebrados, como lagartijas, sapos, algunas aves, etc., y pueden ser muy fuertes, cargando presas de hasta dos veces su propio peso.”
Arizala todavía no puede creer que haya tan poca gente estudiando arañas, considerando que componen una de las órdenes de organismos más diversas en el mundo animal. Se estima que hay 49,824 especies y 129 familias documentadas hasta el momento, y los científicos creen que podría haber hasta el doble. Con la excepción de la Antártida, las arañas pueden encontrarse en todos los continentes; se han adaptado hasta a los ambientes más impredecibles, como hábitats acuáticos.
Pero ¿por qué hay tantas especies de arañas?
“Es increíble cómo han logrado adaptarse y colonizar casi todos los ecosistemas,” dice. “Hay algo que hacen llamado ‘ballooning’, que es como ‘vuelan’ (sin tener alas ni nada parecido) cuando acaban de salir del huevo, o incluso a veces cuando ya son adultas, sueltan un poco de seda al viento y se dejan llevar, planeando en el viento como una cometa.”
“Algunas imitan a otros insectos, como hormigas o escarabajos, se ven como ellos y se mueven como ellos, hasta interactúan con otras hormigas y escarabajos.”
Colecta nocturna con el famoso aracnólogo Charles Griswold en el Cerrado Brasilero en 2019. De izquierda a derecha: Arizala, Maria Paula, Pedro, Charles Griswold, Daniele Polotow y Facundo Martín Labarque). Crédito: Stephany Arizala.
A pesar de su adaptabilidad, la mayor amenaza para su supervivencia son los humanos, ya que cambiamos y destruimos sus hábitats. “La contaminación y deforestación que hemos causado realmente han impactado sus poblaciones,” señala Arizala.
Y la percepción negativa que la gente tiene de las arañas tampoco ayuda. La asociación de las arañas al Halloween comenzó con una conexión a las brujas: en tiempos medievales se creía que los gatos negros y las arañas eran sus compañeros malignos.
“Hasta hay una fobia nombrada por ellas: arachnophobia. Pero no escuchamos sobre la fobia hacia las cucarachas, las cuales también desagradan bastante a la gente,” comenta Arizala. “La gente tiende a asustarse de cosas que se ven diferentes y automáticamente las consideran feas y peligrosas. Es muy común que muchos padres inconscientemente transmitan estos prejuicios a sus hijos, y entonces los niños crecen con ese temor a estos animales sin saber por qué. Sería muy agradable enseñar a los niños desde pequeños sobre las arañas y los insectos, y que sepan que no tienen nada que temer.”
Ella recomienda un canal de YouTube que presenta una adorable araña saltarina animada, con grandes ojos y patitas peludas; Lucas the Spider (Lucas la Araña), cuya voz es interpretada por el pequeño sobrino del creador, y quien canta canciones graciosas, toca instrumentos y tiene aventuras graciosas, y cuyo objetivo es enseñar que las arañas no tienen que dar miedo.
Arizala también aclara que, aunque la mayoría de las arañas pueden morder y producir veneno, el nivel de toxicidad de la mayoría de los venenos no es peligroso para los humanos. Y muy pocas especies de arañas son peligrosas para los seres humanos y no es frecuente encontrarlas en lugares donde vive la gente, a excepción de Chile, Uruguay y Argentina, donde sí se dan casos como por ejemplo con el género Loxoceles.
“En Panamá, por ejemplo, está el género Phoneutria o la araña bananera, que como dice su nombre se encuentra mucho en las plantas de banana, y su mordedura sí requiere atención médica, porque ha habido muchos casos de reacciones alérgicas. Pero las personas que trabajan cosechando bananas saben que deben tener cuidado,” señala Arizala.
A pesar de su mala reputación, las arañas son muy útiles en casa, alimentándose de insectos.
“Son depredadores en los ecosistemas. Tienen un importante papel como controladores de poblaciones,” explica Arizala. “También son bioindicadores; dependiendo de las especies o grupos de arañas que encontremos en un ecosistema en particular, podemos saber si ese ecosistema está preservado o si ha habido influencia humana.”
También son una fuente de inspiración. Investigadores han estudiado la seda de araña por su resistencia y elasticidad en la producción de objetos como chalecos antibalas, y hasta en el campo de la biomédica, las proteínas en las fibras de la seda de araña han sido probadas en la reparación y reemplazo de tejido en las articulaciones de humanos.
Arizala sostiene una tarántula (Familia: Theraphosidae) en el ‘backstage de un programa matinal de Frankfurt, Alemania, en compañía de Peter Jäger, famoso aracnólogo alemán. Crédito: Stephany Arizala.
Muchas mitologías representan a las arañas, en Antiguo Egipto, Sumeria, Grecia y Roma, África, Norte y Sur América, Oceanía, Asia y Europa posclásica. “Mi favorita es la representación del antiguo Egipto, en la cual la araña era asociada con la diosa Neith, y le llamaban la tejedora de destinos,” dice Arizala.
Las arañas son personajes prominentes en la literatura y cultura popular: Arachne en La Divina Comedia de Dante, las aterradoras Shelob en los libros de El Señor de los Anillos y Aragog en la serie de Harry Potter, además de ser la protagonista benevolente de La Telaraña de Carlota y la amistosa Señora Araña en James y el Durazno Gigante, y el superhéroe Hombre Araña (Spider-Man).
“He recibido bastantes mordeduras de araña, pero aún no he obtenido superpoderes,” bromea Arizala, quien es fan de Spider-Man. “Es gracioso porque la araña radioactiva que pica a Spider-Man es representada como una viuda negra, una Latrodectus manctas, la cual normalmente causaría daño severo después de picar.”
En cuanto a la muy esperada tercera película del superhéroe de Marvel, Spider-Man: Sin Camino a Casa, Arizala dice que está tan emocionada que hasta iría al cine vestida con un disfraz de Spider-Man. “Ya tengo mis boletos para ir a verla esta semana,” dijo.
Ella desearía que más personas tuvieran curiosidad por las arañas. En Panamá, por lo que sabe Arizala, solamente Diomedes Quintero, su profesor en la Universidad de Panamá, y Roberto Miranda del Instituto Conmemorativo Gorgas son expertos en el campo.
Arizala recientemente se trasladó a Berlín, Alemania, mientras espera respuesta de varios institutos en Berlín y Frankfurt a los que aplicó para doctorados y posiciones en aracnología. “Hay muchas ofertas de especialización en Alemania, y mucho material, tanto aracnológico como tecnológico, para trabajar muy bien,” explica Arizala, quien ya había tenido la oportunidad de hacer una práctica de maestría de un mes en el Museo de Berlín con el doctor Jason Dunlop, y luego estuvo tres meses en Frankfurt con un reconocido aracnólogo, Peter Jäger.
“Las colecciones de arañas en Frankfurt son increíbles, muy completas. Alemania, y Europa en general no es tan diverso en especies, pero estas colecciones poseen material colectado de otras regiones, especialmente de Asia y Latinoamérica, y son fascinantes.”
La decisión de Arizala de mudarse a Europa fue incitada en parte por la falta de oportunidades que ha encontrado hasta el momento de trabajar con arácnidos en su país, e incluso en la región. “La pandemia ha exacerbado esa situación, no hay fondos para realizar proyectos, y a muchos jóvenes que quieren especializarse en arañas, entonces les toca emigrar o trabajar en otros campos, con insectos, con evolución, es decir aplican lo que saben, pero con otros grupos,” señala.
De hecho, cuando trabajó en Panamá con STRI, Arizala principalmente trabajó con hormigas y otros grupos de insectos, en un estudio con los entomólogos Yves Basset y David Donoso, en Isla Barro Colorado. “Yo quería trabajar más con arañas, pero igual me gustó trabajar con hormigas,” recalca, agregando que trabajar en isla Barro Colorado fue una experiencia muy especial. “Te despiertas con mucha energía, muchas ganas de salir al campo, sin importar la lluvia, el sol, los mosquitos, las coloradillas. Y encuentras un ambiente de comunidad muy lindo; hay un momento del día en que todos los científicos se reúnen, y hablan de sus investigaciones y lo que les pasó ese día en el campo,” comenta.
Su colaboración en la investigación con Basset y Donoso, sobre estacionalidad en la población machos de hormigas, fue sometida la revista científica Plos One. Sin embargo, Arizala está enfocada en trabajar con arañas, aunque eso signifique buscar oportunidades en otros lugares. De todas formas, tiene la esperanza de poder regresar, y encontrar más oportunidades en Colombia o en Centroamérica.
“Hay muy pocos especialistas en cada país, y en algunos países, principalmente de Centroamérica, ni siquiera hay un solo representante. Incluso en Brasil, que es tan grande y tiene tanta diversidad, no hay suficientes aracnólogos,” dice. “Hay tantas especies y géneros y familias de arañas que todavía no han sido descritas, que están en proceso de ser descritas, o que ni siquiera han sido descubiertas. Nunca veremos el final con las arañas, siempre encontraremos más y más, en todos los ecosistemas, con diferentes adaptaciones. Las arañas continúan sorprendiéndonos.”
Arizala, Stephany, Labarque, Facundo Martín, Polotow, Daniele. Revision of the Neotropical spider genus Acanthoctenus (Araneae: Ctenidae: Acanthocteninae). 2021. Zootaxa https://doi.org/10.11646/zootaxa.4920.1.1