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COMBINA
Uniendo fuerzas para combatir las especies marinas invasoras en el Pacífico Oriental Tropical
Historia por Leila Nilipour
Panama
Un taller en la ciudad de Panamá reunió a científicos, formuladores de políticas públicas, gestores ambientales y funcionarios portuarios de todo el continente americano para coordinar esfuerzos en bioseguridad marina.
A finales de marzo, un portacontenedores Neopanamax colisionó con el puente Francis Scott Key de Baltimore (Maryland), provocando su derrumbe. Antes del accidente, el buque había cruzado el Canal de Panamá, como hacen anualmente miles de buques comerciales. Además de su carga, estos grandes buques que viajan alrededor del mundo transportan vida marina involuntariamente en su agua de lastre o adherida a sus cascos. Esto ha facilitado la llegada de especies de regiones lejanas a nuevos ecosistemas. Algunas prosperan en sus nuevos entornos, desplazando a las especies nativas y alterando el equilibrio natural del hábitat. Los científicos les llaman especies invasoras.
Pocos días antes de la colisión del buque en Baltimore, científicos, formuladores de políticas públicas, funcionarios portuarios y gestores medioambientales de toda América se reunieron en la ciudad de Panamá, a orillas del Canal, para el taller COMBINA: “Abordar y coordinar la bioseguridad marina en las Américas”.
El evento de cuatro días facilitó el intercambio de datos, protocolos de entrenamiento y perspectivas sobre la prevención y manejo de las invasiones marinas en el Pacífico Oriental Tropical. Además, fomentó la creación de redes en todo el continente. En un mundo cada vez más interconectado e impactado por los cambios ambientales, las especies invasoras suponen una amenaza creciente para nuestros océanos, por lo que trabajar en red es más importante que nunca.
“Trabajar en invasiones nos deja claro que no se trata de un reto local, sino de un problema regional y mundial”, dijo Mark Torchin, científico del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales de Panamá (STRI), cuyo laboratorio estudia las invasiones marinas. “Las especies se desplazan por todo el mundo y las acciones de un país repercuten inevitablemente en otros”.
Investigadores del Smithsonian Environmental Research Center (SERC) en Estados Unidos, del STRI en Panamá y la Fundación Charles Darwin de las Galápagos (Ecuador) llevan décadas investigando las invasiones marinas. Rastrean su llegada a puertos o marinas y su eventual expansión hacia arrecifes o islas.
En 2019, un grupo de estos científicos organizó el primer taller regional sobre especies invasoras en las Galápagos como primer paso hacia la creación de una red. A pesar de enfrentarse a una pausa repentina debido a la pandemia, durante la Conferencia Nuestro Océano en Panamá en 2023, la iniciativa volvió a cobrar impulso con el lanzamiento formal de COMBINA - Red Internacional de Bioseguridad Marina Océano Costero de las Américas.
El primer taller oficial de la Red en Panamá en marzo de 2024 fue un éxito, con más de 70 participantes de 12 países de todo el continente. Entre los participantes locales del taller se encontraban empleados de la Autoridad del Canal de Panamá, el Ministerio de Medio Ambiente de Panamá, la Autoridad Marítima de Panamá y Beatriz Medina, decana de la Facultad de Ciencias del Mar de la Universidad Marítima Internacional de Panamá (UMIP).
“Participo en este taller porque quiero seguir haciendo investigación relacionada con las especies invasoras y sobre cómo afectan a los ecosistemas y a las especies comerciales que tenemos en Panamá”, dijo Medina. “Tenemos costas extensas a lo largo del Pacífico y el Caribe, por lo que mantener redes con la comunidad internacional dedicada a estos temas es clave, porque nos permite mantenernos informados y actualizados sobre los últimos avances en la materia.”
Asociarse con la UMIP y formar a sus estudiantes es fundamental para Torchin. Estos son los futuros científicos o funcionarios de las instituciones gubernamentales que se ocupan de las invasiones marinas en Panamá.
“Panamá es el principal país en abanderamiento de buques del mundo y tiene dos océanos como su columna vertebral”, afirmó Torchin. “Es importante entretejer la bioseguridad en sus defensas marinas mediante el desarrollo de capacidades locales para el monitoreo y la detección temprana”.
Y lo que es más importante, los países de la región deben adoptar protocolos y metodologías estandarizadas para la recopilación y el análisis de datos. Esto facilitaría el tan necesario intercambio de información para evaluar las invasiones biológicas a mayor escala y coordinar los esfuerzos para abordar su prevención, detección y respuesta oportunas. El taller COMBINA sirvió de plataforma para que los países avanzaran en esa dirección.
“Me entusiasmaron los niveles de compromiso de tantos países distintos, desde representantes gubernamentales hasta gestores medioambientales”, afirmó Inti Keith, investigadora principal de la Fundación Charles Darwin y coordinadora del grupo científico del Corredor Marino de Conservación del Pacífico Oriental Tropical (CMAR). “En estos talleres los científicos se emocionan mucho, pero aquí todo el mundo estaba muy interesado”.
COMBINA concluyó con planes para los próximos años. Entre ellos, la organización de reuniones anuales —alternando entre virtuales y presenciales— y la inclusión de las naciones caribeñas en las próximas actividades, dada su conectividad regional. En última instancia, mantener el interés y la participación en la red se traduce en la necesidad de financiación continua para facilitar la organización de reuniones y la difusión de materiales y protocolos.
“Las invasiones de especies no autóctonas son una de las principales fuerzas del cambio global y de la pérdida de biodiversidad, como reconoce el Convenio sobre la Diversidad Biológica, y ningún lugar de la Tierra es inmune a las invasiones”, dijo Gregory Ruiz, científico principal del Smithsonian Environmental Research Center (SERC).
A medida que aumentan el comercio mundial y las consecuencias del cambio climático, más especies introducidas podrán establecerse en nuevos entornos, lo que intensifica la urgencia de adoptar medidas de bioseguridad colectivas y eficaces.
Una medida clave de bioseguridad también incluye el apoyo a ecosistemas resilientes, en los que los depredadores nativos puedan cumplir su función de control de las especies invasoras. Desde el punto de vista del impacto humano, esto se reduce a evitar la sobreexplotación de los depredadores.
“Una vez que sepamos cómo influyen nuestras acciones en los hábitats y cómo se siente ese impacto en ecosistemas muy interconectados, estaremos en mejores condiciones de elaborar políticas, basadas en la ciencia, para proteger nuestros océanos”, afirmó Torchin.
El financiamiento para el taller COMBINA “Abordar y coordinar la bioseguridad marina en las Américas” provino de STRI, la Iniciativa Adrienne Arsht de Soluciones de Resiliencia Basadas en la Comunidad, SERC, la Fundación Charles Darwin, la Fundación Jacotoco, Re:Wild y la Guardia Costera de los Estados Unidos. Los co-presidentes del comité organizador de COMBINA fueron Gregory Ruiz, Inti Keith, Mark Torchin y James T. Carlton.
Con sede en Panamá, el Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales es una unidad de la Smithsonian Institution en Washington, DC. El instituto fomenta el conocimiento de la biodiversidad tropical y su importancia para el bienestar humano, forma a estudiantes para que investiguen en los trópicos y promueve la conservación sensibilizando al público sobre la belleza y la importancia de los ecosistemas tropicales.