Incluso antes de su mandato como director de 1973 a 2008, Ira Rubinoff dejó un impacto positivo duradero en la investigación científica y los ecosistemas de Panamá y el Neotrópico.

Una de sus primeras publicaciones, en la edición de agosto de 1968 de la revista Science, abordó las posibles consecuencias catastróficas de la construcción de un nuevo Canal de Panamá al nivel del mar, utilizando nada menos que explosivos nucleares.

El artículo de Rubinoff sostenía que un canal a nivel del mar tendría impactos regionales impredecibles, y posiblemente globales. El canal original, un sistema de esclusas que eleva barcos desde el Pacífico a un lago de agua dulce sobre el nivel del mar y los baja al Caribe y viceversa, es una barrera efectiva contra la mayoría de las invasiones de especies marinas. Rubinoff argumentó que el potencial para el intercambio de especies y las amenazas a la pesca probablemente sean significativos y difíciles de predecir.

En última instancia, Rubinoff ayudó a convencer a los legisladores de que un canal a nivel del mar era una mala idea.

Durante 35 años como director de STRI, Rubinoff guió con éxito el instituto a través de varios de sus momentos más importantes del siglo XX. Perfeccionó sus habilidades diplomáticas al participar en la negociación de los Tratados del Canal de Panamá de 1977, que transfirieron el Canal de Panamá de los Estados Unidos a Panamá y designaron a STRI como el custodio del Monumento Natural Barro Colorado. El monumento consiste en Isla Barro Colorado o BCI (la estación de investigación original del Smithsonian en el canal) y las cinco penínsulas del continente circundante.

Más tarde, ofreció apoyo científico para la protección de los bosques en la Cuenca del Canal de Panamá y el establecimiento del Parque Nacional Soberanía de 20,000 hectáreas, que amortigua la costa este del Canal.

Tomó grandes riesgos en proyectos de investigación, incluido el establecimiento de la parcela de 50 hectáreas de BCI en 1980, en la que se midieron e identificaron unos 200,000 árboles. Censos posteriores en intervalos de cinco años revolucionaron la comprensión de la dinámica de los bosques tropicales. Esta investigación sentó las bases para ForestGEO de la Institución Smithsonian, una red global de 65 grandes parcelas de monitoreo forestal a largo plazo que utilizan las metodologías desarrolladas en el diagrama de BCI. También influyó en el establecimiento del experimento a largo plazo de los servicios ecosistémicos de Agua Salud en la Cuenca del Canal.

Rubinoff apoyó un programa de STRI que usa grúas de construcción para estudiar las cubiertas forestales en Panamá, lo que también condujo a una red mundial de sitios de investigación del dosel, y aumentó enormemente el alcance científico de STRI mediante la incorporación de nuevos científicos y estaciones en Panamá. Supervisó la construcción o la revitalización de casi todas las instalaciones de STRI.

Rubinoff manejó hábilmente la relación de STRI con el gobierno de Panamá. En ningún momento fue esto más crucial que durante la intervención de Estados Unidos en Panamá en 1989.

A pesar de que renunció como director de STRI hace una década, Rubinoff, abuelo de cinco, sigue siendo un incansable defensor de la ciencia del Smithsonian en Panamá. Ha trabajado estrechamente con donantes y recaudadores de fondos de STRI, ha guiado transiciones en el liderazgo de STRI, ha ofrecido consejos generosos a científicos jóvenes y ha compartido cuentos sobre la historia de STRI con invitados en su oficina en el sexto piso del Centro Tupper.

La comunidad de STRI echará muy de menos la habitual presencia de Rubinoff en la sede de STRI. Pero no se preocupen, nos comenta, conservará su estado emérito y nos visitará regularmente.