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La difícil
vida de
las larvas

Desde las frías temperaturas hasta
el estrés por calor y el agotamiento
del oxígeno, las larvas marinas superan
los peligros en el camino hacia la edad adulta

Mayo 17, 2018

Laboratorios en Isla Naos y Estación de Investigación en Bocas Del Toro, Panamá

Con múltiples proyectos tanto en el Pacífico como en el Caribe, el Laboratorio de Collin reúne las complejas historias de la historia de vida de los invertebrados marinos.

Justo al momento de cada ciclo de marea, los miembros del laboratorio de la científica Rachel Collin dejan caer en el agua una larga manguera de plástico en el muelle en los Laboratorios de Isla Naos. Conectada a un sistema de bombeo, operado por la administradora de laboratorio Isis Ochoa y la pasante Maribel Pinto, la manguera aspira formas de vida microscópicas que flotan en la Bahía de Panamá, que luego son llevadas al laboratorio para su análisis.

El proyecto de muestreo de plankton en el muelle está entrando en su tercer año bajo la dirección de Collin. Los resultados iniciales apuntan a una tendencia interesante: durante la temporada de afloramiento de Panamá, cuando los fuertes vientos alisios soplan aguas superficiales cálidas hacia el oeste y las frías aguas, ricas en nutrientes ascienden a la superficie, la abundancia de larvas disminuye.

"Hay más comida para las larvas", comentó Collin. "Uno pensaría que sería un buen momento para reproducirse".

Collin sugiere posibles explicaciones: quizás el agua fría durante la surgencia atraza la reproducción. O el calcinante sol durante la estación seca de Panamá estresa a los adultos, expuestos en la zona intermareal durante la marea baja. Las concentraciones más bajas de oxígeno en la cinta transportadora oceánica de aguas profundas, utilizada por las larvas para regresar a la costa durante la surgencia, también pueden ser un factor.

"Una forma de probar realmente estas ideas es seguir a la misma especie en otra área del Pacífico Oriental Tropical donde no hay afloramientos para ver si observamos los mismos patrones allí", comentó Collin.

Isis Ochoa (der.) y Maribel Pinto bombean plancton en el muelle de STRI en Isla Naos el viernes 23 de marzo de 2018. Ochoa es administradora del laboratorio de la científica de STRI Rachel Collin y Pinto es estudiante de la Universidad Marítima Internacional de Panamá (UMIP) quien está haciendo su trabajo de tesis en el Laboratorio de Collin.

Aguas cálidas con poco oxígeno

Jane Weinstock, becaria Fulbright en el laboratorio de Collin, pasó un año muestreando en diferentes sitios y profundidades para medir en las larvas el impacto de la hipoxia (deficiencia de oxígeno). Su investigación examina cómo el desarrollo estacional de la hipoxia en el lado caribeño del Istmo altera el número de larvas, las precursoras de nuevos animales jóvenes que ingresan a la comunidad del fondo oceánico.

Collin, directora de la Estación de Investigación de STRI en Bocas Del Toro, explica que la hipoxia, generalmente asociada con el calentamiento, puede estresar o matar a la comunidad de criaturas que viven en el fondo del mar, y la tasa de recuperación de la comunidad dependerá de qué tipo de larva se asiente ahí.

Otro estudio examinó el estrés por calor en ocho especies de erizos de mar a lo largo de sus etapas de vida (embrión, larva y adulto) para encontrar el "eslabón más débil" en el ciclo de vida. Los embriones de etapa temprana fueron los más susceptibles, pero los investigadores encontraron una situación desalentadora para todas las etapas.

"Parece que muchos organismos en Bocas viven muy cerca de sus niveles de tolerancia térmica", comentó Collin. "Un grado o dos de calentamiento podría causar muchos problemas".

 

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