Una precursora
La botánica panameña,
Mireya Correa, se retira de STRI
Ciudad de Panamá
Tras más de medio siglo entregada a su labor científica y docente, la profesora Mireya Correa deja tras de sí un extenso legado en la botánica panameña
Cuando era niña, a Mireya Correa le llamaban mucho la atención las distintas plantas que su mamá y abuela tenían en casa. Por eso, cuando le insinuaron especializarse en zoología, durante su licenciatura en biología y química en la Universidad de Panamá en los años sesenta, ella admitió que prefería otro camino. Le interesaba mucho más el variado mundo de las plantas de Panamá.
Para especializarse en botánica, se aventuró fuera de su país. Estudió en la Universidad de Duke, en Estados Unidos. Una vez de regreso en Panamá, empezó a sumar años de experiencia laboral. Arrancó como botánica en el Tropical Test Center del ejército de los Estados Unidos en Panamá. Luego, a finales de los años sesenta, empezó su larga relación con la Universidad de Panamá, abriéndose paso en una esfera dominada por los hombres.
En ese tiempo, no tenía experiencia enseñando a estudiantes de licenciatura. Con frecuencia se desvelaba hasta las tres de la mañana, estudiando en preparación para sus clases.
“Yo tenía que estar mejor que mis estudiantes”, recuerda.
En paralelo se encargó de poner a andar y dirigir el herbario de la Universidad de Panamá, una iniciativa del doctor Octavio E. Sousa, director de la escuela de biología, y el doctor Walter Lewis, del Jardín Botánico de Missouri. Hoy en día este herbario mantiene más de 130 mil especímenes, la más grande colección de referencia en el país. Años después se encargaría también de dirigir el herbario del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales (STRI).
Pero la vida de una botánica no se reduce a las aulas y herbarios. Gran parte de la vocación es salir al campo a buscar y colectar especímenes de plantas. Y Mireya Correa lo hacía con frecuencia. A veces en camioneta, otras a caballo o en burro, cruzando ríos y evadiendo culebras e insectos. Armada con sus botas y machete, recorrió los sitios más remotos el país durante medio siglo, muchas veces en compañía de sus estudiantes.
En ese mundo conoció al botánico de STRI, Robert Dressler, y empezó a colaborar con él. Salían al campo a colectar especímenes y los procesaban en STRI. Eventualmente se unió al Instituto, como investigadora asociada en 1982, y finalmente, como científica permanente, en 1987.
A lo largo de su carrera, la profesora Mireya, como muchos le dicen de cariño, ha colaborado con herbarios e investigadores alrededor del mundo en la identificación de plantas, incentivando siempre las colaboraciones regionales e internacionales.
Su dedicación la ha llevado a descubrir, describir y catalogar la increible biodiversidad de la flora panameña, llegando a colectar alrededor de 12 mil especímenes, muchos de los cuales resultaron ser nuevas especies. Varias de estas plantas nuevas fueron nombradas en su honor, como Spachea correae, Chamaedorea correae, Cordia correae o Psychotria correae, entre otras. Además, su trabajo ha contribuido a una mejor comprensión de la distribución de especies en el país y su estatus a nivel de conservación: si son comunes, endémicas, en peligro, raras o vulnerables.
También ha entrenado a las siguientes generaciones de botánicos y taxónomos, contribuyendo al establecimiento de la botánica como una disciplina académica en Panamá. Decenas de estudiantes han hecho investigaciones y desarrollado tesis bajo su guía, y muchos más pasaron por sus aulas en la universidad.
Uno de sus mayores aportes a la botánica, a nivel regional y global, fue su iniciativa de convertir a STRI en un centro regional de digitalización de especímenes de plantas para el Global Plants Initiative, una asociación internacional de más de 270 herbarios en 70 países para digitalizar especímenes de plantas, hongos y algas, para que investigadores tuviesen acceso a ellos desde cualquier parte del mundo. De este modo, STRI recibiría un digitalizador de imágenes de parte de la Fundación Andrew W. Mellon y apoyaría con la digitalización a herbarios más pequeños.
Los conocimientos botánicos de Mireya Correa no se han limitado al ámbito científico. A través de los años ha publicado varios libros, así como guías sobre la flora panameña, incluyendo dos sobre el Parque Natural Metropolitano de Panamá, un destino popular en la ciudad para locales y turistas.
Sus décadas de trabajo a favor de la botánica no han pasado desapercibidas. Ha recibido innumerables honores y premios, como el doctorado honoris causa de parte de la Universidad de Panamá, las llaves de la ciudad de Panamá y la medalla José Cuatrecasas a la Excelencia en Botánica Tropical, entregada anualmente a un botánico que haya contribuido significativamente al avance de la botánica tropical.
“STRI y la comunidad científica nacional e internacional agradecen las invaluables contribuciones de la profesora Correa a la botánica en Panamá y el mundo”, expresó la directora interina de STRI, Oris I. Sanjur. “La profesora Correa fue pionera estableciendo los principales herbarios de nuestro país y fue una excelente mentora para muchas generaciones de estudiantes, incluyendo a mi persona. ¡Gracias profesora Correa!”